Laura Ponte

Laura Ponte

Ha sido una de las modelos más importantes de España. Laura llegó a la moda por casualidad y le gusta remarcar que no fue algo vocacional, le surgió la oportunidad y la aprovechó. La descubrieron en Londres, mientras estudiaba Ciencias Políticas. Desde entonces, dejó que su curiosidad por el mundo le guiara, puesto que si algo es vocacional en Laura es el instinto de aprender. Aprender, descubrir y conocer más a fondo la sociedad en la que vivimos, aprovechando cada oportunidad que encontró por el camino.

En la actualidad, Laura Ponte ha sustituido el glamour de las pasarelas por Urg3l, un estudio y espacio de coworking para artistas que fundó junto a otras cuatro mujeres en Carabanchel (Madrid) y del que ya forman parte dieciséis profesionales del arte. Un espacio centrado en curar soledades, cooperar y encontrar nuevas formas de expresión.

Hablamos con Laura sobre este espacio y su trayectoria. Laura huye de la definición de artista y no se siente cómoda en el mercado del arte temiendo que las etiquetas terminen cercenando su creatividad. Frente a la uniformización y al consumo como nueva religión, Laura propone el poder de la individualidad, de la creación, de la búsqueda del aprendizaje continuo ya sea sobre la pasarela, con un lápiz o dibujando con su iPad.

PH – ¿cómo pasa una modelo del mundo de la moda a poner en marcha un espacio artístico como Urg3l?

LP – La moda nunca ha estado desvinculada del arte. Ha bebido de él. Estar 20 años trabajando como modelo no significa que fuera mi única inquietud. Nunca fue vocacional, sino un trabajo que me permitió explorar la moda desde todos los vértices: la creación, la producción, la comunicación, la empresa, su historia y sus usos en la sociedad. Digamos que es un buen sitio para entender el funcionamiento de la sociedad.

Después de mi aventura joyera, tenía la necesidad de seguir explorando otros medios artísticos. Siempre he sido muy inquieta. Y surgió de la manera más amable posible. Unas amigas buscaban estudio y nos pareció interesante encontrar un espacio para todas. Menos soledades, más apoyo, colaboración, disciplinas distintas: pintoras, escultoras, restauradora…

La idea inicial era compartir un espacio de estudios, pero las dimensiones del local provocaron otras oportunidades. ¡Hoy somos ya 16!

PH – Urg3l se aleja de las galerías más tradicionales, ¿cómo definirías el espacio?

LP – El playground de Urg3l es un espacio abierto a cualquier muestra artística: Fotografía, video, pintura, performance, música, talleres… Apoyamos muchas organizaciones de jóvenes artistas que utilizan Urg3l para exponer y reunirse. Cuando vamos a ferias internacionales, llevamos a gente del estudio, pero estamos abiertos a movernos con otros espacios y artistas.

PH – Llama la atención que el espacio se encuentre en Carabanchel, lejos de la zona más habitual para los espacios artísticos de la ciudad. ¿Fue algo buscado u ocurrió por casualidad?

LP – En Madrid lo habitual está desapareciendo… Los barrios se abren, la gente se mueve… Es buena señal. En Carabanchel hay muchísimos estudios como el nuestro desde hace tiempo. Todavía hay locales interesantes y el precio es asequible. Y la comunicación es fantástica. Tenemos el metro en la puerta (prácticamente). Digamos que ampliamos el radio de búsqueda y apareció este espacio increíble.

PH – En los últimos años, la aparición de espacios como Urg3l ha llevado a muchas publicaciones a nombrar este distrito del sur de Madrid como la nueva zona de moda. Ahora que creas allí, ¿cuál es tu percepción?

LP – Las modas pasan. Buscamos la permanencia. Creo que es un barrio que todavía ofrece espacios atractivos a un coste asequible. Más si se tiene en cuenta que no es conocido el artista por su bolsillo desahogado. Es una profesión de fondo y encuentro, romántica. Y eso tiende la mano a crear espacios colaborativos, generosos. En Tetuán también hay muchos estudios interesantes, pero quizá no tan comunicables como Carabanchel… El sur siempre ha sido más Comanche. Pero todo Madrid se mueve. Es cuestión de abrir ciudad y mente. Cualquier espacio resulta interesante si el contenido lo es.

PH – La mayor parte de tu producción se encuentra dentro del arte visual, ¿qué es lo que te ha llevado a apostar por el dibujo y la pintura?

LP – Porque crecí con un lápiz. Es la primera herramienta que sabes manejar. Y uno empieza por lo fácil. No controlo las técnicas, soy autodidacta y me gusta funcionar con lo inmediato.

Llegué con un rotulador y una regla. Luego descubrí que dentro de este formato había muchas posibilidades. Me parecía práctico. Quiero dibujar, le quitó el capuchón y ya está. Soy como un niño pequeño. Incluso cuando empiezo. Trazo líneas sin sentido, solo atendiendo al equilibrio. Es después, cuando el ejercicio de la madurez me lleva a interpretar lo que hecho. A hacerlo legible. No sé para quien. Es una especie de meditación activa.

La tecnología me atrae por lo mismo: lo inmediato, la distorsión es rápida y hay unas aplicaciones muy divertidas. Ahora estoy dibujando con el iPad.

PH – Prefieres no denominarte artista emergente a ti misma, ¿dónde está la frontera entre el creador que necesita expresarse y el artista?

LP – No lo sé. Tengo cierto pudor con la palabra artista. Aunque creo que cualquier persona lo es. La creatividad es innata, pero los hábitos impuestos de algunos la castran. Luego está el ejercicio, la voluntad de querer comunicarse de una manera u otra. Y la suerte o la ambición y el juicio de los demás… que son los que deciden si formas parte de esa categoría, la de artista.

Me entretiene dibujar, diseñar objetos, espacios. Me gusta compartir ideas, pero me cuesta entenderlas como necesidades y mercadear con ellas.

PH – Urg3l funciona también como espacio de coworking. Habiéndolo fundado cinco mujeres, ¿es la sororidad y la cooperación un aspecto mayormente femenino frente a la competitividad tradicional masculina?

LP – No lo creo. Las mujeres son cooperativas porque han tenido que hacer equipo para luchar por la igualdad, pero también somos competitivas en la sombra durante mucho tiempo. Somos iguales. Creo que centramos las energías en distintos mudus operandi, pero estamos hechos de la misma pasta. Fue un hombre, y amigo, Jorge Varela, quien nos enlazó. Casualidades.

PH – Siguiendo con el tema del género, en alguna ocasión has criticado la uniformación del canon de belleza, ¿hay que pagar un precio para salir de los cánones establecidos?

LP – Me pregunto cuáles son esos cánones de la belleza. Porque a lo largo de la historia han cambiado mucho. Lo fácil es manejar el mundo cuando se establecen límites. ¿Qué pánico tenemos a la diversidad? ¿Tan poca fe tenemos en nosotros mismos? Si te das cuenta no paramos de etiquetar. Esto ha de pertenecer a esto u a lo otro. Hay tan poco individualismo que empiezo a creer que ya no sabemos ni lo que somos.

Entramos en pánico si no pertenecemos a algo. Y justo de eso se aprovecha el consumo, la nueva religión. Como nos descuidemos vamos a ser una legión de seres anónimos, manipulables y deformables. Personalmente, estoy en contra de toda estereotipación.

PH – La definición del Urg3l como “la cura” lleva inevitablemente a la siguiente pregunta: ¿qué había que curar?

LP – ¿Soledades? No siempre hay heridas para un cura. Creo que era más como un espacio donde la energía que se generó generaba mucha satisfacción. Mucho equilibrio. Y ahí esta parte de la sanación.

PH – Se habla mucho de la relación entre la moda y el arte. En tu experiencia personal, ¿cuáles son las mayores diferencias?

LP – Podrían ser todas o ninguna. Hay muchos ángulos desde el que estudiarlas. Ambas son expresiones estéticas. La moda tiene una parte funcional que la convierte en mundana, pero no deja por ello de transmitir un estado de ánimo, una voluntad de pertenecer a algo, una tribu, un movimiento o, incluso, una provocación. Y llegamos a ella de una manera más asequible. Un centro comercial, tiendas del barrio o por catálogo. Nadie te pregunta si entiendes el corte o el color, solo si te gusta cómo te queda.

No voy a alinear el valor del arte y la moda. Pero creo que es la incultura la que refuerza la diferencia, la incultura como desconocimiento. Magnificamos lo que no conocemos, porque nos han dicho que solo unos pocos tienen la virtud de entenderlo y apreciarlo.

PH – En alguna ocasión has hablado de la arquitectura como tu vocación frustrada, ¿es demasiado tarde para cumplir un sueño o podremos ver en el futuro a Laura Ponte como arquitecta?

LP – Cierto. Creo que es más el estudio del espacio. Cómo interactúan unas formas, colores y materiales con otros… Ver lo que provocan. Y provocarlo. Desterré arquitectura porque estudiar letras era más fácil. Las matemáticas y yo… memorizar formulas… no fue nunca lo mío. Este sistema educativo es el auténtico castrador de sueños.

PH – También eres una apasionada del cine, ¿cuáles son las historias que más te gusta ver en la gran pantalla?

LP – A veces son las historias, otras la escenografía, la luz… Es como se cuenta lo que te atrapa. El amor, costumbres, los conflictos, el futuro. No tengo un género predilecto. He visto muchísimo cine desde pequeña. Siempre agradeceré a mi madre que nos inculcase este amor y curiosidad por el cine. Y no dejo de aprender, disfrutar y descubrir.

PH – Terminemos hablando de lo que viene. Cuando piensas en el futuro, ¿qué es lo que te gustaría estar haciendo? ¿Qué proyectos tienes en mente?

LP – ¿Un hotel? Algo manejable. Como cuando vienen amigos a casa a pasar temporadas, no siempre largas. Gente que circula por mi vida. Una buena comida, un sitio agradable y un estudio. Conversaciones cruzadas. No sé. Siempre me ha gustado esa idea.

Hay días que pienso, venga, haz esas 4 piezas de joyería que tienes en la cabeza, esa colección de bisutería biodegradable, produce esos muebles, lámparas que ya tienes dibujados, imprime esos dibujos del iPad… ¡compártelos! Y luego pienso ¿qué necesidad hay de producir más? ¿Qué les voy a contar? Y así todos los días… Veremos quién puede más, o a que acuerdo llegamos.

De momento, acabo de hacer mi primera colaboración con Roberto Verino, al que le hecho la bisutería y espero seguir colaborando con la marca en el futuro. También he empezado a trabajar con Sole Alonso, que lleva toda la vida en el sector de novias y fiesta, y justo hoy he tenido mi primera clienta. Así que, como verás, ¡ya tengo otro oficio en marcha!

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